domingo, 14 de mayo de 2017

LA PALMADA DEL MÉDICO




¿Sirve? 

El parto, recordando a mi profe Fonnegra, es la peor paliza que alguien reciba en su vida.

Para empezar, se nace en inminente riesgo de morir por asfixia, sus alvéolos pulmonares sellados, incapaces de eliminar el gas carbónico que se acumula intoxicándolo segundo a segundo, acumulación de CO2 en su sangre que lo amorata al límite de resistencia, amenaza ominosa de muerte; si fuera poco, la presión que ejerce el canal del parto sobre su frágil cráneo, traslapa sus huesos, unos sobre otros, causa del sangrado en los débiles tejidos, la boza serohemática (si la duramadre no fuera algo más fuerte que los demás, sería muerte segura por hemorragia cerebral).

Si alguien hiciera esto con sus propias manos, sería reo de pena de muerte.

Hasta aquí ya es inaudito el riesgo de muerte, pero, al caído caerle: súbitamente cambia su tranquilo y tibio entorno uterino por otro que lo estruja y enfría, pero, quizás, el feto ni se da cuenta de esto porque la asfixia le consume toda su atención.

Para rematar, cual vía dolorosa, a alguien se le ocurre asestarle una palmada en la nalga. 

Es probable que no existan las primeras palabras, sino las primeras palabrotas, y son: “qué bruto” (o peores, con justa razón).

Tal manotazo no está previsto en el plan de natura. Si logra sobrevivir, es porque tiene un as bajo la manga: el centro respiratorio (apnéusico y neumotáxico) de su bulbo raquídeo, capta la ominosa acumulación de hidrogeniones [H+] (proveniente de la disociación del ácido carbónico,  producto de la combinación enzimática del CO2 con el H2O), para desencadenar el reflejo muscular que expande el tórax e inspire la primera bocanada del aire salvador, y con el grito más rabioso y lastimero de toda la fauna terrestre, retorna el color rozagante, para felicidad de todos, y ¡oh, injusticia!, el agradecimiento a la palmada entrometida. 

P.D: en mi ejercicio profesional, no vi la “palmada” durante la atención perinatal.

Es así: la enzima anhidrasa carbónica combina reversiblemente el CO2 (producido constantemente por la combustión celular) con H2O para producir H2CO3 (ácido carbónico), que es muy inestable y se disocia en bicarbonato HCO3 e hidrogeniones H. El aumento de H, aumenta la acidez (baja el pH) que es registrado en el centro apnéusico, lo que provoca la activación del centro neumotáxico, que excita las neuronas que producen contracción de la musculatura inspirativa (que, de paso, arrastran aire hacia los alvéolos), y luego, pasivamente, la caja torácica exhala aire, arrastrando hacia afuera el CO2 acumulado, lo que provoca automáticamente la disminución de la acidez (sube el pH). La caja torácica en reposo (durante y final de la espiración), provoca, de nuevo, la acumulación de CO2, aumento de ácido carbónico, aumento de H, baja el pH, registrado en el centro apnéusico, que activa el centro neumotáxico, etc, etc. Quien hace respirar es el H y es éste el registrado por el organismo. El oxígeno, es como un rey, que entra a su palacio, y ya todo está arreglado para que haga su trabajo, servir de comburente. El combustible es la glucosa y grasas. El producto de esta combustión, es el CO2, desecho, a su vez convertido en peón de brega sobre el que recae la mayor responsabilidad, producto del látigo de la anhidrasa carbónica.


Cualquier parecido a la vida real, es coincidencia...


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